DISCOGRAFÍA

INTÉRPRETES Locus Musicus:
Elena Gómez, voz
Carlos Zumajo, flauta travesera medieval, gaita
Laureano Estepa, viola de arco
Eduardo Moreno, percusión

La Crisis de la mitad de la vida:
Media vita in morte summus

La marcha:
Lamento di Tristano

La Rotta - Chevalier mult estes guariz

Cantos de añoranza de la amada:

El viaje del navegante I Cantos y danzas de la Edad Media

RESEÑA (La Quinta de Mahler)
El grupo Locus Musicus, formado por Elena Gómez (voz), Carlos Zumajo (flauta travesera medieval y gaita), Laureano Estepa (vihuela de arco) y Eduardo Moreno (percusión), invita al oyente en El viaje del navegante. Cantos y danzas de la Edad Media a un peregrinaje por el variado paisaje sonoro de entre los siglos IX y XIV. Se trata de un recorrido inequívocamente iniciático que nos habla de inquietud vital y necesidad de trasformación, de sustitución del mundo prosaico por una concepción más simbólica y elevada del ser, del trayecto, búsqueda o quête, en definitiva, que emprendieran muchos hombres del medievo, capaces de abandonar sus seguros reductos cotidianos, embarcarse y, arrostrando toda suerte de peligros, poner proa hacia los más lejanos destinos: Jerusalén o Santiago, por ejemplo. ''La crisis de la mitad de la vida'', ''La marcha'', ''Diálogo con el mar'', ''Encuentro con los demonios internos'' o ''El regreso'', entre otras, son algunas de las etapas en que se organiza este periplo marítimo de Locus Musicus, travesía que en gran parte navega alrededor del trovador Martin Codax, quien comparece con seis de sus Canciones de amigo. Pero también son interpretadas diversas Cantigas de Santa María, alguna canción de cruzada (como la hermosa y anónima Chevalier mult estes guariz) o instrumentales tan conocidos por los amantes de la música medieval como Lamento di Tristano o Trotto/Saltarello, auténticos bombazos populares hacia el 1300.
Son lecturas, éstas de Locus Musicus, sencillas, sin demasiados adornos, como si se hubiera optado por el despojamiento a la hora de transmitir la esencia, el meollo musical y espiritual, de una serie de piezas de las que ciertamente existen otras versiones. El concepto que sirve para reunirlas, en cualquier caso, se antoja coherente, y por otra parte la voz de Elena Gómez, arropada por sucintos pero ceñidos efectivos instrumentales, brilla con acentos de sinceridad y emoción.
Norberto Tauste  

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